"No llores porque el sol se ha ocultado, tus lágrimas te impedirán observar las estrellas"
Hoy propongo pensar sobre esta traducción del sexto verso del libro Los Pájaros Perdidos de Rabindranath Tagore (1861-1941). Tagore fue un poeta y pensador nacido en Calcuta, educado en Inglaterra y laureado con el Premio Nobel de Literatura en 1913. Esta cita es muy conocida en distintas versiones y seguramente alguno de vosotros la haya utilizado en alguna ocasión, porque está grabada en el ADN cultural de muchas generaciones. En mi caso conocí a Tagore por mor de una compañera del taller de teatro al que acudía antes de saber que me dedicaría a la química. Un día, paseando por una feria de Libro Antiguo y de Ocasión de las que me gustan tanto, vi un librito barato [1] (creo que no llegó a 200 pesetas, 1.20 euros de ahora), del cual he tomado prestada esta traducción. Para los que prefieran la cita en inglés [2]: "If you shed tears when you miss the sun, you also miss the stars". Yo quizá hubiese traducido como "Si lloras cuando te pierdes el sol, también te pierdes las estrellas". ¿Pero quien soy yo para traducir poesía? Para eso están personas excepcionales como Zenobia Camprubí Aymar (1887-1956), que tradujo la obra de Tagore mientras su esposo, el poeta andaluz Juan Ramón Jiménez (1881-1958), Premio Nobel de Literatura en 1956, revisaba el sentido poético de los textos. Tengo pendiente buscar la traducción de Zenobia para este verso.
Portada del libro El Jardinero / Los Pájaros Perdidos. Edicomunicación S.A. Diseño de cubierta: Quality Design |
Sin más dilación voy a exponer el motivo de recordar este verso en relación al título escogido para la entrada que propongo. Para ello, hablaré primero de un Trabajo Fin de Grado (TFG) en Química Analítica que supervisé en el laboratorio. Después hablaré brevemente, por no tratarse de mi campo de trabajo, de un Trabajo de Fin de Grado de Química Orgánica y un Trabajo Fin de Máster (TFM) de Química Inorgánica en los que fui miembro del tribunal de evaluación.
El primer caso es el de un alumno que decidió proponer y validar un método para la determinación directa de Ca, Fe, Mg y Mn en vinos finos. Buscaba un método verde, minimizando el uso de reactivos, comparando la determinación directa de muestras diluidas con agua con un método de referencia basado en la digestión previa de las muestras con una mezcla de ácido nítrico y peróxido de hidrógeno, midiendo en ambos casos mediante espectroscopia de absorción atómica de llama. Realizó un estudio previo de efecto matriz sobre una muestra seleccionada para decidir que tipo de calibrado debía utilizar. Aplicó el método a una serie de muestras y comparó los resultados entre el método propuesto y el de referencia. Para ello se representan los resultados obtenidos mediante el método propuesto frente a los del método referencia. Debe obtenerse una linea recta de pendiente 1 (ausencia de errores proporcionales) y ordenada en el origen 0 (ausencia de errores constantes). No parecía haber errores proporcionales, es decir diferencias entre los métodos debido al cambio en la concentración en la muestra. Pero había mucha dispersión en los datos en el caso del Mn y Ca y los resultados eran significativamente mayores para el método propuesto (ordenada significativamente distinta de 0) en el caso de Ca y Mg. El alumno no veía el sol después de meses de trabajo. Pero cuando le mencioné casos en los que se debe comparar el efecto matriz en muestras con matrices ligeramente diferentes y concentraciones distintas y la corrección del blanco de Youden, y estudió sobre ello, fue capaz de ver las estrellas. Ya había cumplido sus horas de trabajo experimental y defendió sus resultados negativos alegando que la dispersión se podía deber a diferencias en la naturaleza de las distintas muestras analizadas, que influían en la atomización en la llama, y que los errores constantes podían estar relacionados con la señal esperada para el blanco de Youden. Presentó datos de validación del método clásico y concluyó que debía realizar más estudios sobre la determinación directa. Obtuvo una calificación de sobresaliente.
Gráfico de comparación de métodos en el caso del Ca |
Los otros dos casos los resumiré más. Un alumno de TFG trabajaba en métodos para sintetizar norbornenos, estructuras bicíclicas rígidas, mediante reacción de Diels-Alder. El alumno explicó muy bien los mecanismos de reacción y describió sus experimentos, pero parecía triste porque sus rendimientos no llegaban al 60% (creo recordar) en el mejor de los casos. También recuerdo una alumna de TFM que sintetizaba unos catalizadores a base de compuestos organometálicos de cobre y zinc para la oxidación de alcoholes en medios iónicos. Tampoco obtuvo los resultados deseados para el rendimiento de la reacción que pretendía catalizar, después de meses de trabajo. En ambos casos algunos miembros de sendos tribunales nos ensalzamos en hacerles ver la importancia de sus resultados "negativos" y calificamos los trabajos con una nota de sobresaliente.
Actualmente en el ámbito científico la publicación es un objetivo en sí, y en pro de la búsqueda de estabilidad laboral, reconocimiento en el área o la consecución de fondos, entre otros motivos, puede provocar en el científico cierta presión por obtener resultados positivos. Pero soy de la opinión de que los resultados negativos en ciencia tienen muchísimo valor y merecen ser divulgados. El problema está en que nosotros mismos nos empeñamos en publicar solo los resultados positivos y las revistas científicas se han acostumbrado a eso, o viceversa. Los revisores de los artículos tienden a rechazar trabajos que no cumplen las expectativas de partida con mayor frecuencia que aquellos que presentan "buenos resultados". Actuando como revisor en algunas revistas he intentado siempre hacer críticas constructivas a trabajos donde se observaban resultados no muy alentadores, animando a los autores a buscar una explicación a esos presuntos malos resultados. La publicación de nuestros resultados negativos puede influir en que otros investigadores no pierdan su tiempo y recursos intentando caminos ineficaces o sean capaces de ver los errores y dar un giro a la investigación. Estas mismas ideas aparecen en una publicación titulada Negative results are disappearing from most disciplines and countries [3], publicado en la revista Scientometrics en el año 2012. En este trabajo se recalca la pérdida de información valiosa y el sesgo que adquiere la ciencia cuando sólo se publican resultados positivos. Las revistas se acostumbran a recibir y nos acostumbran a enviar solo resultados positivos. Los investigadores se sienten tentados a sobre-interpretar sus conclusiones para que parezcan más importantes de lo que en realidad son o realizar solo investigaciones de poco riesgo que darán lugar a tímidos avances científicos. Y la ciencia solo avanza cuando se asume el riesgo de equivocarse. Y la publicación de resultados negativos, si la fundamentación y explicación de los mismos está bien planteada, son vitales para el desarrollo científico. Esta es precisamente la filosofía de revistas como The All Results Journals, de la que ya hablé con anterioridad, cuyo principal objetivo es la recuperación y publicación de dichos resultados negativos. Aunque navegando por la página web de la misma, no son muchos los autores que se atreven a ello. El motivo, a mi entender, está principalmente relacionado con la fiebre por publicar en revistas con alto índice de impacto, requisito necesario para medrar en el ámbito científico-laboral, propiciado por nuestras instituciones y por nosotros mismos. El que esté libre de pecado...
[1] Rabindranath Tagore. Verso 6, en Los Pájaros Perdidos. El Jardinero-Los Pájaros Perdidos. COLECCIÓN FONTANA Edicomunicación S.A., Barcelona, 1994. ISBN:84-7672-620-1 (Traducción: Jorge Rottner).
[2] Rabindranath Tagore, Stray Birds, Collected Poems and Plays of Rabindranath Tagore, MACMILLAN AND CO., London, 1950.
[3] D. Fanelli, Negative results are disappearing from most disciplines and countries. Scientometrics, 2012, 90, 891-904.
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